Había una vez, un niño que no tenía juguetes. Su única forma de diversión era su imaginación. Con ella podía viajar por el universo, conocer planetas nuevos, hacer amigos extraterrestes, viajar a china y volver en 5 minutos, podía hacer cualquier cosa; sin salir de su cama.
Un buen día, su abuelito, le regaló un cochecito, era uno de esos autitos que coleccionaban nuestros abuelos, de esos que se manejaban con el volante a la derecha. Le dijo "Palitou, ahora ya tenés una nueva forma de viajar", Y le guiñó el ojo.
Lo que Palitou no sabía, era que el cochecito, era mágico, y que con él y su imaginación, iba a vivir muchas aventuras.
lunes, 19 de mayo de 2008
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